A nuestros sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos
1. La Cuaresma es el tiempo litúrgico de
preparación para la Pascua, centro de la vida cristiana. Durante el mismo
debemos encontrarnos con Jesucristo, el Hijo de Dios que murió y resucitó para
darnos la vida eterna. Sólo quien se encuentra con Jesucristo es capaz de
convertirse. De allí que el tema recurrente de la Cuaresma sea precisamente la
conversión. Las prácticas cuaresmales tradicionales; la oración, el sacrificio
y la caridad, pretenden, en última instancia, favorecer esa tarea.
2. En lo que atañe a la oración, es muy importante
que en este tiempo, profundicemos en la plegaria diaria, a través del coloquio
cotidiano con el Señor. Lo mismo dígase de la oración litúrgica,
particularmente, la Eucaristía, centro de la vida cristiana. De igual manera,
debemos aprovechar al máximo el sacramento de la Reconciliación. Así como
incentivar la lectura de la Sagrada Escritura.
3. Respecto al sacrificio en el tiempo de Cuaresma,
es recomendable incentivarlo con el fin de controlar y dominar nuestras malas
inclinaciones. El ayuno y la abstinencia siguen siendo unas prácticas muy
laudables. Sin embargo, si éstas no vienen acompañados por el cumplimiento de
muestras obligaciones diarias, correrían el peligro de convertirse en meras
realizaciones externas. El Señor no quiere que lo alabemos sólo con los labios.
4. La tercera práctica cuaresmal es la caridad.
Ésta es el “corazón de la vida cristiana”, es el mayor signo de la conversión
cristiana, que nos lleva a fijar la mirada en el otro, a no ver a los demás
como seres extraños, sino como prójimos. En el mensaje de Cuaresma de su Santidad
Francisco denominado “Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” (cfr. 2
Cor 8, 9), nos invita a hacer frente a la miseria. Que ofrezcamos un servicio
de diakonia, para responder a las necesidades y curar las heridas que
desfiguran el rostro de la humanidad. En los pobres vemos el rostro de Cristo;
amando y ayudando a los pobres amamos y servimos a Cristo. Nuestros esfuerzos
se deben orientar a encontrar el modo de que cesen en el mundo las violaciones
de la dignidad humana, las discriminaciones y los abusos, que, en tantos casos,
son el origen de la miseria. (Cfr. FRANCISCO, Mensaje para la Cuaresma 2014)
Por tanto, la cuaresma es una buena oportunidad
para intensificar el testimonio de la caridad. Especialmente hacia los más
pobres. Ojalá, sirva esta cuaresma, para organizar mejorar nuestra pastoral
social en nuestra Diócesis. Que todas nuestras parroquias tengan alguna obra
social de cualquier índole: un comedor, una farmacia, un dispensario médico, un
ropero, mercado para los pobres.
5. Durante este tiempo cuaresmal, la Iglesia en
Venezuela concretiza la practica de la caridad en la Campaña Compartir, que
tiene este año como tema la alimentación: “Una sola familia humana, alimentos
para todos”. “Sembrando la alimentación, nacerá la vida”. Esta campaña busca
concientizar sobre el derecho a la alimentación, como algo legal y claramente
definido, que obligue a los gobiernos a reducir la desnutrición crónica, la
malnutrición y garanticen la seguridad alimentaria de la población, entendida
como la disponibilidad suficiente de alimentos. Esto se puede lograr, entre
otras cosas, a través de la promoción de diferentes iniciativas que permitan
desarrollar un trabajo en favor de los más pobres.
6. Por último, no podemos permanecer indiferentes
ante la grave situación de convulsión política y social que vive actualmente
nuestro país. Todos anhelamos una paz duradera y permanente para nuestra
sociedad. Por ello las partes involucradas deben hacer un inmenso sacrificio
que les lleve a sacrificar posturas rígidas y soberbias que no conducen en nada
a resolver los graves problemas que confrontamos. Así mismo, no debemos olvidar
que la paz, no es solamente el producto de acuerdos políticos e ideológicos. Es
necesario también pedir al Príncipe de la paz que nos la conceda. Para ello es
necesario también contar con la oración y el sacrificio, propios de este tiempo
de cuaresma.
7. Queridos hermanos, los invito a celebrar con
intensidad la cuaresma. Deseamos que nuestra relación con Cristo sea cada vez
más fuerte. Pues sólo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la
garantía de un amor auténtico y duradero. Con mis mejores deseos por una santa
y fecunda Cuaresma, les encomiendo a la intercesión de la Santísima Virgen
María y de San José y de corazón les imparto a todos mi bendición.
Puerto Cabello, 17 de marzo de 2014
+Saúl Figueroa Albornoz
Obispo de Puerto Cabello
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